Autor: Antonio Tejeda Encinas
La Génesis sindical es la reivindicación continua en beneficio de las demandas e inquietudes de los trabajadores y sus afiliados.
Por tanto, el máximo activo de un sindicato son sus afiliados pues ellos le dan la fuerza necesaria para que las negociaciones o las presiones que muchas veces hay que llevar a cabo sean efectivas y no meras quimeras carentes de sentido.
La negociación colectiva y por ende la protección de los trabajadores más desfavorecidos sin ningún tipo de regulación convencional es de primer orden y más en una España en crisis.
Estas premisas que se desprenden de la intervención del nuevo Secretario de UGT de Extremadura pone de manifiesto que se avecinan nuevos tiempos, una semi vuelta al sindicalismo reivindicativo y combativo del cuál nunca debimos salir pues el enemigo, si se me permite la expresión, sigue siendo el mismo y sus múltiples caras nos han hecho olvidar en estos últimos años lo quimérico del coqueteo social.
La apuesta por un recorte en el número de secretarías, más acorde con las necesidades reales, y la nueva sobre Industria, Desarrollo Rural y Medio Ambiente, hacen prever la importancia que el nuevo tirón productivo y energético que se está poniendo en marcha en Extremadura no pasa desapercibido para la nueva dirección sindical...
Bajo mi punto de vista, España es el país de la subsidiación por antonomasia y aunque los derechos sociales debe ser la primera preocupación de un gobierno progresista, la búsqueda de formulas productivas que de verdad hagan esta Nación competitiva y no dependiente de sectores monopruductivos, además, algunos de ellos artificiales o al albur de burbujas especulativas que pueden dar al traste con todo el sistema en pocos meses.
Una tasa de paro de mas de cuatro millones de personas sin poder encontrar empleo o acceder al mercado de trabajo no es lo mas acertado para un país que quiere presumir de estar entre los mas poderosos económicamente del mundo.
Nuestra debilidad debe ser compensada con otras tantas fortalezas: la innovación tecnológica, la investigación, la formación de calidad, la exportación, la no dependencia energética y en definitiva un desarrollo sostenible en todos los sentidos, por supuesto el social en la cumbre de la pirámide.
El dialogo social es de una importancia estratégica sin igual y que ha demostrado que la paz social no está siempre en el ojo del huracán por simples vaivenes económicos o sociales, otra cosa es que llegado el momento y sin temblar el pulso sindical se tomen medidas para que los trabajadores salgan fortalecidos de esta pesadilla actual y que por el contrario no sean meros subsidiados sine die.
Inversión pública, esencial: siempre; protección social: indispensable -bajo la premisa de recolocación urgente; empleo, de calidad: inaplazable.
Dicho de otra manera. La inversión pública no debe ser la punta de lanza de salvamento de la crisis, mientras los trabajadores en desempleo son socorridos de la miseria a través de cuatro días y medio de pan para pasar hambre mañana. Mientras, las grandes empresas siguen repartiendo desorbitados beneficios entre sus socios y altas retribuciones sobre sus empleados mas cualificados. Existe una corresponsabilidad social y cada uno debe cumplir con su misión, contrario sensu, alguna tipo de penalización debe articularse.
Es de todos conocidos que de manera cíclica se pide la reforma del mercado laboral por parte de los empresarios: ¡es su mísera misión, ganar más o mantener el tipo a costa de los trabajadores! También es cierto que: ¿es de suyo que los trabajadores hacemos todo lo contrario?, ¡no!, nuestra posición de debilidad sólo nos renta la oportunidad de oponernos a dichos envites pero sin conseguir sacar adelante nuevas propuestas. Por tanto, de esta crisis debemos salir fortalecidos en nuestros derechos para que nuestras conquistas sociales y labores no sean recortadas.
La firme defensa de nuestra normativa laboral, pese a sus carencias -es la mejor salvaguarda en estos tiempos que corren de que nuestro poco crédito laboral se encuentra a salvo y no estar a pecho descubierto de los vientos reformitas de los sin escrúpulos de siempre.
El salario social debe ir acompañado de un férreo control de programa personalizado de incorporación social y laboral, incluso con beneficios sociales para quién en breve plazo de tiempo consiga un empleo, potenciado ciertamente la buscada activa de empleo.
Por último, apelar a la responsabilidad de todos los medios en su conjunto para que no se siga con la alarma en gran medida injustificada de crisis generalizada. Si bien ahora ya estamos sumidos de lleno en ella, para algunos, nos sumergimos hace más de un año. Esa crisis mediática y política hace un flaco favor a la confianza social y empresarial. Tampoco se debe crear alarma por parte de los gobernantes o miembros de Instituciones Públicas económicas.
La Génesis sindical es la reivindicación continua en beneficio de las demandas e inquietudes de los trabajadores y sus afiliados.
Por tanto, el máximo activo de un sindicato son sus afiliados pues ellos le dan la fuerza necesaria para que las negociaciones o las presiones que muchas veces hay que llevar a cabo sean efectivas y no meras quimeras carentes de sentido.
La negociación colectiva y por ende la protección de los trabajadores más desfavorecidos sin ningún tipo de regulación convencional es de primer orden y más en una España en crisis.
Estas premisas que se desprenden de la intervención del nuevo Secretario de UGT de Extremadura pone de manifiesto que se avecinan nuevos tiempos, una semi vuelta al sindicalismo reivindicativo y combativo del cuál nunca debimos salir pues el enemigo, si se me permite la expresión, sigue siendo el mismo y sus múltiples caras nos han hecho olvidar en estos últimos años lo quimérico del coqueteo social.
La apuesta por un recorte en el número de secretarías, más acorde con las necesidades reales, y la nueva sobre Industria, Desarrollo Rural y Medio Ambiente, hacen prever la importancia que el nuevo tirón productivo y energético que se está poniendo en marcha en Extremadura no pasa desapercibido para la nueva dirección sindical...
Bajo mi punto de vista, España es el país de la subsidiación por antonomasia y aunque los derechos sociales debe ser la primera preocupación de un gobierno progresista, la búsqueda de formulas productivas que de verdad hagan esta Nación competitiva y no dependiente de sectores monopruductivos, además, algunos de ellos artificiales o al albur de burbujas especulativas que pueden dar al traste con todo el sistema en pocos meses.
Una tasa de paro de mas de cuatro millones de personas sin poder encontrar empleo o acceder al mercado de trabajo no es lo mas acertado para un país que quiere presumir de estar entre los mas poderosos económicamente del mundo.
Nuestra debilidad debe ser compensada con otras tantas fortalezas: la innovación tecnológica, la investigación, la formación de calidad, la exportación, la no dependencia energética y en definitiva un desarrollo sostenible en todos los sentidos, por supuesto el social en la cumbre de la pirámide.
El dialogo social es de una importancia estratégica sin igual y que ha demostrado que la paz social no está siempre en el ojo del huracán por simples vaivenes económicos o sociales, otra cosa es que llegado el momento y sin temblar el pulso sindical se tomen medidas para que los trabajadores salgan fortalecidos de esta pesadilla actual y que por el contrario no sean meros subsidiados sine die.
Inversión pública, esencial: siempre; protección social: indispensable -bajo la premisa de recolocación urgente; empleo, de calidad: inaplazable.
Dicho de otra manera. La inversión pública no debe ser la punta de lanza de salvamento de la crisis, mientras los trabajadores en desempleo son socorridos de la miseria a través de cuatro días y medio de pan para pasar hambre mañana. Mientras, las grandes empresas siguen repartiendo desorbitados beneficios entre sus socios y altas retribuciones sobre sus empleados mas cualificados. Existe una corresponsabilidad social y cada uno debe cumplir con su misión, contrario sensu, alguna tipo de penalización debe articularse.
Es de todos conocidos que de manera cíclica se pide la reforma del mercado laboral por parte de los empresarios: ¡es su mísera misión, ganar más o mantener el tipo a costa de los trabajadores! También es cierto que: ¿es de suyo que los trabajadores hacemos todo lo contrario?, ¡no!, nuestra posición de debilidad sólo nos renta la oportunidad de oponernos a dichos envites pero sin conseguir sacar adelante nuevas propuestas. Por tanto, de esta crisis debemos salir fortalecidos en nuestros derechos para que nuestras conquistas sociales y labores no sean recortadas.
La firme defensa de nuestra normativa laboral, pese a sus carencias -es la mejor salvaguarda en estos tiempos que corren de que nuestro poco crédito laboral se encuentra a salvo y no estar a pecho descubierto de los vientos reformitas de los sin escrúpulos de siempre.
El salario social debe ir acompañado de un férreo control de programa personalizado de incorporación social y laboral, incluso con beneficios sociales para quién en breve plazo de tiempo consiga un empleo, potenciado ciertamente la buscada activa de empleo.
Por último, apelar a la responsabilidad de todos los medios en su conjunto para que no se siga con la alarma en gran medida injustificada de crisis generalizada. Si bien ahora ya estamos sumidos de lleno en ella, para algunos, nos sumergimos hace más de un año. Esa crisis mediática y política hace un flaco favor a la confianza social y empresarial. Tampoco se debe crear alarma por parte de los gobernantes o miembros de Instituciones Públicas económicas.
Publicado en: Extremadura al Día